"Aprendamos a amar” un taller de educación afectivosexual

Semana de formación para los alumnos de 1º de Bachillerato, centrada en el aprendizaje de la afectividad y la autoestima.

Del 8 al 11 de octubre, los alumnos de 1º de Bachillerato participaron en las sesiones del programa “Aprendamos a Amar”, un proyecto de formación sobre afectividad y sexualidad, dos temas importantes que deben ser tratados con sensibilidad. A lo largo de estos días, los alumnos resolvieron dudas y apreciaron la belleza de la “madurez afectiva”.

En la primera sesión, “¿Quién soy yo?”, se hizo énfasis en el valor y la dignidad de la persona. Es importante que conozcan su propio valor para desarrollar una autoestima sólida, establecer límites y no entregarse a cualquiera. Reflexionaron sobre herramientas que les ayudarían a conocerse a sí mismos, aceptarse y tratarse de manera sana en la amistad, la familia y las relaciones.

El segundo día, se trató el tema de la fertilidad, donde los alumnos aprendieron a gestionar sus propias emociones y los impulsos que reciben de su entorno y de los medios de comunicación. También se les proporcionaron consejos para valorar las emociones, reaccionar adecuadamente y comprender cómo alcanzar la felicidad, que va más allá de lo que el mundo nos quiere vender.

En la sesión “Deseo que me amen de verdad”, se habló de la madurez afectiva como la integración armónica de la personalidad. Con una madurez afectiva sólida, podemos tener una percepción correcta de nosotros mismos, de los demás y del mundo. Esto nos permite amarnos plenamente y, así, amar mejor a los demás.

El viernes, en el último día del taller, se ofrecieron consejos sobre cómo ser feliz en una relación, destacando la importancia de la comunicación y la confianza para poder entregarse sin reservas al otro.

Durante la semana, los alumnos aprendieron mucho sobre cómo amarse a sí mismos y a los demás. Educar el corazón es clave para aprender a amar bien, un camino hacia la felicidad propia y la de los que nos rodean. Los talleres han sido una oportunidad para ver el amor, la felicidad y las relaciones de manera auténtica, y para resolver muchas dudas que les inquietaban.

Creemos que ha sido una experiencia didáctica, valiosa y necesaria para los alumnos de 1º de Bachillerato, que con 16 y 17 años ya comienzan a convertirse en pequeños adultos.

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